Realmente, hablando con un grupo de mis amigas digitales, comentábamos acerca del hastío que a veces dan los balances. Si. Esos que se titulan como lees en este post «lo mejor del 2020 fue…».
Yo creo que más que una moda es una conducta natural que tenemos como seres humanos. Recuerda que al cerebro le gustan que las cosas estén llenas, completas, cerradas. En el sentido de que da angustia y tensión no terminar una pieza, un acorde, alguna actividad planteada. Eso frustra.
Por eso enero es el mes de los comienzos y diciembre el de los dolores. Que no de los finales. Más bien de los lamentos de las cosas que dejamos de hacer, con una ligera modificación de este 2020 en el tiempo y en el espacio. Eso hizo que muchos lo percibieran como el peor año. Tantas partidas, precariedades… Una crisis que no vimos venir y que ya era a nivel global. Ocurrió, más terrible de como pensábamos.
No pude completarlo todo, para contártelo con una gran satisfacción
Y no fui la única. Más allá de lo que pude haber proyectado, creo que ni Nostradamus resucitado pudo saber todo lo que iba a pasar -y aún está sucediendo- en el mundo a partir del segundo trimestre del año que algunos llamaron dos-mil-vete.
Hacer un balance y tratar de que sea positivo, es algo que necesitamos con el alma. Y a pesar de que como se dice «mal de muchos consuelo de tontos», no hay otro salvavida más perfecto para que te sientas «sobreviviente» de todo esto. Cosa que es real como nunca antes.
Así que, como los demás, aquí te muestro mi lista estilo Billboard, de las mejores cosas que me sucedieron, luego de ser empujada a un vacío llamado pandemia.
Lo mejor del 2020, sin duda fue…
Ya hasta resulta trilladísimo hablar de reinvención si no eres Erika de la Vega… Casi tan pavoso como de empoderamiento femenino (risas). Pero el que te cuente esta parte de su historia sin decirte que tuvo que dar un golpe de timón apoteósico, te está mintiendo. En criollo, «se está haciendo el loco». Así que aquí te muestro las mejores cosas que (me) pasaron.
- Estar en casa. Si, seguro no vas a compartir lo que creo, pero es que estar «a la fuerza» en un solo lugar, nos hizo percatarnos de cosas de nuestra «cotidianidad» que eran no muy convenientes para nosotros y no lo habíamos resuelto. Así que eso te hizo tomar acción, tal como a mí, un poco.
- Compartir con la familia realmente. Que tiene dos aristas y en seguida te cuento la mía. No conozco ningún padre con hijo de edad escolar que súbitamente admirara y valorara la rutina de los maestros. Tuvieron una réplica de lo que son en el colegio y casi tuvieron un síncope. También pasó con tu propio trabajo y el de tu pareja. Al todos estar en el mismo lugar, pudieron verse de cerca en diferentes roles. Y eso creo que es algo muy bueno del 2020. Yo no vivo con la mía desde hace mucho, por lo que se inventaron maneras de hacerte sentir. Y darnos ánimo al estar todos en realidades distintas.
- Ocuparnos de nuestra salud. De alguna forma para evitar virus y otros síntomas ya se nos ha hecho un hábito la pulcritud al salir y llegar a nuestro hogar. Esa conducta se ha hecho extensiva en otras áreas… En mi caso la espiritual. Llevaba 20 años de intentos para meditar, sin ningún exito. Meditando te blindas de muchas cosas y mucha literatura hay al respecto. Si no te has dado el espacio de hacerlo, te lo recomiendo.
- Planificar tu formación. Tras dejar de lado las excusas de lejanías y disposición de tiempo, ¿Ahora qué excusa tendría? Pues nada, si aproveché lo que más pude de hacer casi una decena de cursos que enriquecieron mi perfil profesional y me afianzaron en mi propósito de aportar a mis comunidades.
- Concentrarte en los clientes «que quedaron».Y ofrecerles apoyo en sus crisis, porque ellos también vieron revolcado su plan de negocio. Así que los entendimos, seguimos haciendo soporte y un poco psiquiatras en esta locura. Después, ya se verá.
- Afianzar lazos con personas que se identificaron con tu causa. O con tus problemas. ¿Cuántas alianzas exitosas no salieron de acá? O buscábamos apoyo o moríamos. Por eso fuimos a hacer networking real para apalancarnos en las fortalezas. Yo hice unos cuantos live, entrevistas y eventos, por lo que me parece que ya le agarro el gusto a esascosas.
- Estar en redes sociales, solo cuando sentía que debía. Estábamos bastante ocupados viviendo nuestro nada sencillo día a día como para pantallear en las redes. Por eso inteligentemente la usamos para transmitir mensajes más reales, que expresaran nuestra esencia. En mi caso, apliqué la máxima «si no tienes nada que decir, no digas nada». Aunque no es la mejor estrategia, me sentí más cómoda así.
- Atreverme a participar en proyectos muy locos… Y decir que no a otros. Porque la saturación también jugó en contra. Y aunque al principio parecía integrar a los protagonistas de la película «Burnout», después de a poco todo se fue despejando… O al menos eso espero.
- Aupar a otros negocios que lo estaban haciendo bien. De esto yo misma he creado una bandera, sobretodo en emprendedores gastronómicos que han resistido bárbaramente. Por ello has leído reportajes míos aquí o en mis otras redes. Honor a quien honor merece.
- Mantenerme pensando, creando y escribiendo. Si bien en estos espacios me tomé un espacio y autoexilio necesario, siempre hago lo posible por tener presencia en otros. Eso, para combatir lo que llamamos el «mal del bloguero» , que no es más que su ausencia de constancia. 16 post en Gorbrit Social Media, la agencia de mis amigos y aliados y 7 en Emprededoras Digitales de Venezuela (la comunidad de la que soy orgullosamente miembro fundador), además de los 29 que publiqué aquí y otros más sueltos, dan un promedio de un poquito más de un post cada semana. Y eso es un buen record en tiempos pandémicos. Significa que no me rendí.
Lo que leíste es mi ejercicio… lo que me salvó tal cual como comenté al inicio. Decir en viva voz que fue para mi lo mejor del 2020 hace que provoque esa sensación de alivio y me felicite. Ahora, a pasar la página y comenzar nuevos proyectos. Si seguirmos en este mundo, es por una razón. Busca ese lucero que te guíe y ponte en acción a crear y seguir brillando.
Imagen de cabecera cortesía por Dimitri Houtteman on Unsplash
Me encantó este post. Por acá una trillada reinventada y empoderada misma que sobrevivió a la revolcada de este año.
¡Y si no! Creo que si fuésemos a los premios de la academia nos ganamos toda esa lavativa querida: Guión original, mejor dirección, fotografía, efectos especiales, actriz principal y de reparto, en fin… Le dimos con todo y aquí estamos. Con la maleta llena de vivencias y las ganas de seguir aportando y triunfando. Feliz 2021. Te quiero para siempre, aunque lo diga a veces de otra manera