Propuesta de valor… ¿A qué te suena ese término? Con sinceridad te digo que cuando comenzó mi ruta por todo esto de emprender yo no manejaba este concepto. Y tengo la sospecha de que a muchos les pasa lo mismo.
¿Es un error? En sí, no. Con el tiempo comprendes que todo es perfecto porque cuando escoges tú mismo como vas a vivir la aventura de emprender , las cosas suceden como corresponden.
Más si este concepto no es trabajado de manera profunda, según mi experiencia, tandrás muchos sobresaltos que la verdad pueden evitarse.
Es como cuando estás en una encrucijada y te preguntan: Usted quiere este plato grasoso frío, pesado y salado o prefiere el plato de la casa, recién cocinado y en término perfecto para su gusto. ¿Qué escogerías?
[bctt tweet=»Saber de qué va tu propuesta de valor te ahorra dolores de cabeza en la aventura de emprender. Trabajar con este as bajo la manga, tiene sus ventajas» username=»sheemprende_»]
Entonces, metámosle la lupa. ¿Quién eres tú y qué quieres ofrecerle a tus clientes?
¿Cómo llegas a tu propuesta de valor?
Lo primero que tendríamos que hacer es definir el concepto para que sepas de lo que estamos hablando, más allá de lo que tu intuición te dice.
Una propuesta de valor, segun lo que consigues en páginas calificadas es:
Una estrategia que pone en marcha la empresa para distinguirse de sus competidores por algo concreto… Se trata de destacar en qué es mejor un negocio y cómo va a beneficiar eso a las personas que usen sus servicios o compren el producto.
Esto nos puede guiar para explicarte de qué se trata. Pero hace unos días, por unos estudios que hago -la formación nunca debe detenerse- observo que el 90% de los planteamientos tienen la razón… pero en una perspectiva equivocada.
Ya te cuento el porqué.
No agarres el rábano por las hojas.
Si te fijaste bien en el concepto citado, se habla de diferenciación, cosa que he tratado en estos espacios desde distintos puntos de vista.
Claro que eso está bien. A tomarse en cuenta y muy importante. Además siempre se habla de hacer como una especie de diagnóstico de ti mismo. Eso sirve para poder comunicar efectivamente dicha propuesta de valor.
Lo que nadie te dice y son las letras pequeñitas del contrato, es que lo primero que deberías hacer es estudiar el mercado en su ancha y máxima expresión. Y de allí, muy específicamente a tu prospecto de cliente.
Digamos que tendrías que hacer una lista tipo «check mark» e incluir lo siguiente:
- Un breve diagnóstico donde identifiques cuáles de tus talentos amas más.
- Preguntarle a tus amigos y conocidos, qué aspecto te han visto desarrollar de manera brillante.
- Mirar a tu alrededor qué necesidad no está siendo atendida. Y allí plantear una solución.
- Observa si esa solución es original. Si hay otras parecidas en el mercado, mira cómo puedes hacerla diferente.
Si eres de esta área de gastronomía, debes estar bien empapado que lo que vendes, más allá de alimentos o servicios es la experiencia. Hay muchísimos casos de estudio donde cualquier propuesta de valor se cae si no es agradable o hace match con las expectativas de los clientes.
Si no les gusta, no lo ven agradable, no la pasan bien y no te recomiendan hay que redefinir.
Se trata de un mercado donde la reputación es importante y todo se sabe. Por lo tanto, aún consiguiendo eso increíble que puedes ofrecer, nunca pierdas de vista que los fenómenos sociales y económicos son cambiantes.
Es decir, lo que hoy les encanta, mañana puede no gustarles más. Tu foco debe ser entonces tus clientes. Y no…
Obsesionado por el producto.
He encontrado a demasiadas personas obsesionadas por una propuesta de valor genial y espectacular… pero según el propio concepto de ellos.
En su camino olvidaron que si bien era una novedad en su momento, no surtió resultado a lo largo del tiempo y de nuevo están perdidos sin saber qué hacer.
Entonces vuelve a comenzar y refresca tu propuesta. Cuando niños no comíamos vegetales y ahora sí. Nos causó sensación una galleta que siempre ponían en nuestra lonchera. Y tanto comimos, que ya no la quisimos más.
Así sucede en la vida y en los negocios. Voy a desarrollar un podcast en mi canal explicándote alguno de estos casos. Mientras tanto, coméntame si has hecho cambios a tu propuesta de valor, o si la has identificado y cómo hiciste. Si no has pasado por este proceso, te invito a tomar papel y lápiz y resolver los aspectos que te mencioné. Te dará un vuelo alto. ¡Buena suerte!
Hola que tal? No soy «She» sino «He» y también emprendo. Muy buen articulo. Yo también considero que la propuesta de valor es diferenciación, y desde el punto de vista del consumidor y no desde el nuestro. Y creo que aparte de diferenciarnos La propuesta de valor también genera mucha emoción. Y es que el consumidor siempre esta a la espera de ser sorprendido, cautivado. Mucho éxito.
Hola Roger. Gracias por pasar por aquí. Feliz de que seas un «he», porque en ustedes los varones hay equilibrio, fuerza y mucha sazón. She me dicen en casa, así que el nombre de mi marca tiene que ver más con eso que con el pronombre femenino del inglés.
Recibo con honor tu felicitación. En efecto, la propuesta de valor es una ensalada gustosa que incluye algunas cosas, más el secreto de la casa siempre será el aderezo de la abuela que hará ese factor diferenciador.
Eso, no se discute. Siento que hay debilidad de muchos de pensar en que o es lo único, o es el producto el mayor peso cuándo como lo expresas bien el foco es provocar sorpresa. El gran servicio que mi amiga Glenda Rodríguez diría «wao». ¡Lindo comentario! Saludos
Me gustó este plato. La casa invita.
Así es… Invita y debe mediante su propuesta provocar y hasta ser inolvidable. Un abrazo grande mi querida amiga.
Excelente como siempre mi Sheila, la propuesta de valor enmarca los valores de tu marca, la necesidad que cubres y las experiencias que generas.
Tres elementos que hay que cuidar como si fuera un bebé o tu cosa más preciada. Muchas gracias por tu comentario y compartir espacios de aprendizaje y crecimiento conmigo. Un abrazo grande